Las numerosas colonias de inmigrantes
que llegaron al paÃs hacia finales del siglo XIX y principios del XX, son parte
de la identidad de la provincia de Buenos Aires. Las colectividades dejaron su
marca cultural a través de la gastronomÃa, la danza, las festividades, sus
historias y la producción de cultivos.
En 1949 se estableció el 4 de
septiembre como el DÃa del Inmigrante. La fecha fue elegida en conmemoración
por la disposición del Primer Triunvirato (1812) que promovÃa la llegada de
habitantes de otros paÃses.
En Carlos Casares, Saavedra y
Berisso, al igual que en la mayorÃa de los municipios bonaerenses, el legado de
la inmigración forma parte de su patrimonio intangible.
Desde Rusia con semillas de girasol
En 1891 arribaron los primeros
inmigrantes judÃos a la colonia Mauricio Hirsch, partido de Carlos Casares.
Gran parte provenÃa de las zonas de Besarabia, y Kamenetz –Podoli, en Rusia.
Legaron a través de la Jewish Colonization Association (JCA), una organización
filantrópica internacional a cargo del Barón Hirsch que facilitaba la migración
de judÃos a diferentes regiones del mundo.
Los colonos trajeron consigo semillas
de girasol y lo reintrodujeron en tierras americanas, ya que en 1550 un médico
y botánico español las habÃa llevado a Europa para estudiar sus propiedades
curativas. Gracias al cultivo de girasol esta región se transformó en una
próspera zona productiva.
“A raÃz de su importancia, en 1961 se
estableció el 31 de marzo como DÃa Nacional del Girasol y se designó a Casares,
fundado en 1907, como sede de los festejos” informaron desde el municipio. Un
año después se declaró el carácter nacional de la Fiesta del Girasol y el
distrito fue elegido como escenario oficial de la celebración.
La colonia francesa en el sudoeste
Pigüé, ciudad cabecera del partido de
Saavedra, se caracteriza por la impronta que inmigrantes franceses le
imprimieron a ese destino del sudoeste bonaerense.
En 1884 llegaron las primeras
cuarenta familias procedentes de la región de Aveyrón, Francia, acompañadas de
Clemente Cabanettes y Francois Issaly, dos franceses que fundaron la colonia
aveyronesa de Pigüé el 4 de diciembre de ese mismo año. El nombre de la ciudad
proviene de la palabra mapuche “PI-HUE” que significa “lugar de encuentro”.
AllÃ, la tradición francesa puede
encontrarse en los techos en mansarda, en el estilo Art Decó, en la enseñanza
de francés en el nivel primario y en las obras de Numa Camille Ayrinhac, pintor
francoargentino que retrató a Juan Domingo Perón y a Eva Duarte. También en sus
platos tÃpicos.
En Pigüé se disfrutan platos de la
gastronomÃa aveyronesa como el aligot, un puré de papas con queso tomme que le
otorga una textura especial, las papas trufadas y choux farsi (repollo relleno
con carne). Además se pueden degustar las pascadas “que tradicionalmente se
comÃan luego de la pascua, de ahà viene su nombre. Se elaboran con harina,
huevo, leche y espinaca en el caso de las saladas. Las dulces, en cambio, no
llevan vegetales y se espolvorean con azúcar”, según detallan en Comidas
Pigüenses (FB).
En esa cocina de influencia francesa
no podÃa faltar la omelette. Todos los años, se celebra el aniversario de la
ciudad con la Fiesta de la Omelette Gigante, evento que se realiza sólo en
siete localidades del mundo, una de ellas Pigüé.
La capital del inmigrante
Asà se conoce a la ciudad de Berisso
debido a la gran afluencia de inmigrantes de diferentes paÃses que llegaron a
la costa del RÃo de la Plata atraÃdos por las posibilidades laborales que
ofrecÃan los frigorÃficos Switf y Armour, la hilanderÃa, el puerto y los
astilleros de RÃo Santiago.
Una parte importante de los
inmigrantes fueron italianos y españoles aunque también hubo rusos, albaneses,
griegos, checoslovacos, yugoslavos, polacos, sirios, libaneses, búlgaros,
armenios, ucranianos, lituanos y de otros paÃses. En las últimas décadas se
sumaron, portugueses, caboverdianos y ciudadanos de paÃses limÃtrofes.
En 1978 se llevó a cabo la primera
fiesta del inmigrante y, el mismo año, Berisso recibió la declaratoria de
“Capital del inmigrante”.
La Asociación de Entidades
Extranjeras nuclea actualmente a 27 colectividades que participan todos los
años en la celebración provincial con sus comidas tÃpicas y sus danzas
tradicionales.
La gastronomÃa berissense ofrece una
multiplicidad de sabores. Sopa de remolacha, varenikes (pasta rellena con papa,
carne y cebolla), kapus- tai (repollo), tarta de amapola, los bigos pierogui
(pasta polaca), fatay y keppy, dos Ãconos de la cocina árabe. Estas son algunas
de las delicias de una lista interminable y tentadora.
Afrontar el desarraigo, atravesar
distancias y adaptar tradiciones a una nueva tierra, eso hicieron los
inmigrantes para comenzar una nueva vida. Esa mezcla de lo foráneo y lo local
hace de la diversidad, un sello de la identidad bonaerense.
SAAVEDRA, BERISSO Y CARLOS CASARES: EL SELLO DE LA INMIGRACION
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