"Desterrada la Justicia, que es vínculo de las sociedades humanas, 
muere también la libertad, que está unida a ella y vive por ella". 
Juan Luis Vives
El
 desprestigio y la sospecha penden, como una enorme nube de smog y desde
 hace años, sobre el Poder Judicial, en especial cuando se trata del 
fuero penal federal, radicado mayoritariamente en la mole de Comodoro 
Py. En este comienzo de año contribuyó a mantener el fenómeno 
atmosférico el otorgamiento de la prisión domiciliaria a Omar "Caballo" Suárez,
 el extorsionador de empresarios navieros y líder del Sindicato de 
Obreros Marítimos (SOMU), uno de los escasos personajes privilegiados en
 el círculo áulico de Cristina Fernández. El Juez federal Luis 
Rodríguez, subrogando el Juzgado de su sospechado y veraneante colega, 
Rodolfo Canicoba Corral, la concedió rápidamente al detenido, por 
inexistentes razones de salud.
Más
 allá del informe del Cuerpo Médico Forense presentado el jueves, que 
negó la necesidad de ese beneficio, ya que puede ser perfectamente 
atendido de sus afecciones en el Hospital Penitenciario y, en caso 
necesario, recurrir a tratamientos ambulatorios en otros centros 
médicos, el episodio llamó poderosamente la atención por dos motivos: 
las probables razones crematísticas de la concesión de este 
injustificado privilegio (se instaló en una enorme mansión que posee en 
Olivos, a metros de la Quinta Presidencial) y, por supuesto, su notable 
diferencia respecto al trato que reciben los muchísimos presos políticos
 ancianos que pueblan las cárceles del país.
La
 semana pasada se concretó, finalmente, la prisión domiciliaria del 
Comisario de Policía Miguel Etchecolaz, de 88 años, que sufrió ya dos 
ACV mientras permanecía en la cárcel, transformado en el detenido de 
mayor edad de todo el sistema penitenciario federal. Pero siguen allí, 
por ejemplo, el sacerdote Christian von Wernich, de 80 años, con cáncer y
 metástasis, o Jaime Smart, de 82 años, al cual se le ha otorgado varias
 veces el beneficio, nunca efectivizado por la permanente resistencia 
del Juez federal de La Plata, Ernesto Kreplak, quien, para evitar las 
órdenes de sus superiores, le inventaba causas nuevas cada día hasta que
 fue relevado a su respecto.
Como
 siempre, hubo esta semana una de cal y otra de arena. El mismo 
magistrado logró la detención, en Uruguay, de otro sindicalista (SOEME),
 Marcelo Balcedo, también cristinista (¿cómo sorprenderse, si antes fue 
menemista, duhaldista y kircherista?) y socio de los nefastos Roberto 
Baradel y Hugo Yatski, y empresario de multimedios de prensa en La 
Plata. Además de haber estado prófugo en el pasado durante dos años, se 
sospecha de su complicidad financiera con la más salvaje banda de 
narcotraficantes de Rosario, a la cual se cree ayudaba a lavar sus 
ganancias. Su futuro seguramente será muy negro, ya que le costará 
justificar tantas residencias, tanto dinero en efectivo, tantos autos de
 lujo, tantas armas de guerra y hasta dos aviones. ¡Qué manía tienen los
 corruptos con los aviones!
Uno se pregunta, ya que están presos otros colegas suyos como Juan Manuel "Pata" Medina y Omar "Caballo Suárez", amén de José Pedraza, qué debemos hacer para que el Poder Judicial nos evite seguir siendo rehenes permanentes de Hugo Negro Moyano
 y su familia. Si, una vez más, cedemos ante las extorsiones vinculadas 
con la continuidad de su fallida empresa OCA, con la barra brava de 
Independiente y sus miles de negocios fraudulentos, con los medicamentos
 adulterados y los troqueles falsificados, con la apropiación de los 
bienes del gremio, no tendremos futuro, como no lo tuvo Estados Unidos 
hasta que logró mandar a la cárcel a Jimmy Hoffa, a quien nuestro 
camionero tanto se parece.
Pero
 también debemos preguntarnos por qué no avanzan, elevándolas a juicio 
oral, las múltiples causas contra Hebe de Bonafini, los Shoklender y las
 decenas de funcionarios involucrados en las monumentales estafas de 
"Sueños Compartidos" y la "Universidad de las Madres". 
El
 escándalo de Odebrecht, que ha barrido hasta con mandatarios 
latinoamericanos, tampoco parece progresar aquí; si lo hiciera, ya 
deberían haber al menos prestado declaración indagatoria -una medida de 
defensa- Carlos Wagner (Esuco), Paolo Rocca (Techint), Gustavo Ferreyra 
(Electroingeniería) y Angelo Calcaterra (Iecsa), y la oposición habría 
dejado de poder gritar que estamos nada más que ante un nuevo maquillaje
 gatopardista y el nuevo poder  protege a sus amigos y parientes.  
Contribuye
 a mantener la sucia nube que cubre a la Justicia es la llamativa 
libertad de la que aún goza Ricardo Echegaray, conspicuo cómplice de las
 mayores estafas contra la AFIP cuando era su Administrador. Está 
vinculado directamente a las usinas de facturas falsas utilizadas por 
Lázaro Báez y con la tolerancia al robo de nada menos que $ 8.000 
millones que perpetraran Cristóbal López y Fabián de Souza, como antes 
lo estuviera con los subsidios de la ONCAA a su propia familia, pero ni 
siquiera ha sido incluido en las causas ya elevadas a juicio oral. 
¿Habrá que buscar el motivo en las carpetas de información confidencial 
sobre jueces, políticos y empresarios de todo pelaje que logró juntar 
cuando era funcionario?
Margarita
 Stolbizer, lamentablemente fuera del Congreso, denunció esta semana un 
pacto entre el Gobierno y el Poder Judicial para mantener fuera de la 
cárcel a Cristina Fernández. Como usted, lector, sabe, descreo de su 
existencia por innecesario, ya que adjudico este raro fenómeno a la 
inmejorable nariz de los magistrados federales, que creen así agradar -y
 tal vez sea cierto- y beneficiar a Mauricio Macri.
Por
 último, entre los episodios raros de esta semana también merecen 
figurar las quejas de los familiares de Santiago Maldonado, el tatuador 
muerto en el sur, por el ascenso al grado de Alférez del gendarme herido
 por los mapuches del RAM mientras intentaba liberar el tránsito en la 
Ruta 40. Dado que ya está harto probado que no hubo intervención de 
terceros en su ahogamiento, que no sabía nadar, que sufrió hipotermia, 
que su cuerpo quedó enredado en la flora subacuática y que estuvo 
sumergido mientras el país entero lo buscaba, me pregunto cuál es el 
propósito de esta actitud de su entorno al insistir en que la causa 
continúe caratulada como "desaparición forzada". ¿Será que pretenden 
sumarse a los cientos de terroristas y de deudos indemnizados injusta y 
cuantiosamente por un Estado idiota que, además, se niega a informar 
detalladamente sobre el tema?  
Como
 se ve, en el área del Poder Judicial -Consejo de la Magistratura, Corte
 Suprema y Tribunales inferiores- hay por delante un enorme trabajo de 
limpieza y fumigación de los edificios poblados de corruptos, pero 
también de ignorantes y bastardos, que debe encararse ya mismo. De su 
éxito depende todo el resto de las reformas que resultan indispensables 
en el aparato del Estado en sus tres niveles y, sobre todo, la verdadera
 credibilidad de la Argentina frente a los genuinos inversores 
nacionales y extranjeros, hartos todos de ver cómo nos comportamos como 
chicos caprichosos, capaces de cambiar las reglas del juego a cada 
instante y, cuando vamos perdiendo, llevarnos la pelota.
¡Ojalá
 los argentinos hubiéramos encontrado todo eso en nuestros zapatos esta 
mañana, después que pasaran anoche por nuestro país los Reyes Magos!
